domingo, febrero 20, 2011

Y ella decidió romper la hoja que hace algunos instantes había sido su confidente, guardó en su bolso la cajetilla de cigarrillos y el bricket. Miró su celular que alertaba una llamada entrante, sonrió y sin dudar, lo apagó.

Se ató su cabello, se puso de pie y retomó su camino.

Era tiempo de dejarlo atrás.

1 comentario:

TiammatMX dijo...

Y así, desapareció.

Hace 28 años

 Esta vida juega algunas veces, de maneras que rayan entre lo cómico y lo aterrador. A qué escritor se le ocurriría que una madre muriera el...