miércoles, mayo 23, 2018

Diferencia entre tener 23 a 33 años

A mis 23 años acababa de terminar mi carrera y como estaba perdida y no sabía cómo dar ese salto al mundo laboral ni por donde empezar... preferí irme un año a Australia a perfeccionar el ingles,  madurar, conocer otras culturas y ver qué pasaba...
Por allá en el 2008 no existían los teléfonos inteligentes así que me comunicaba por llamadas, mensajes de texto, el inolvidable messenger y el insipiente Facebook que

ya por esa época comenzaba a subir fotos de mi aventura en Australia, las cuales justamente en la sección de - un día como hoy -  HOY, me hicieron recordar mi camino por aquellas tierras.

Una de las cosas que más valoro de haber vivido en Australia fue el hacerme entender el valor del trabajo físico. En aquel país tuve que dejar en el closet mi tiara y el vestido de princesa y ponerme unos jeans, una camiseta y salir a ser niñera, limpiar casas, atender en una floristería y en las noches de sábado, irme a vender flores a un bar Ruso.
Ese año fue para mi, el momento en  el que decidí salir al mundo. Dejar las comodidades de mi casa y buscarme una vida.

Decidí devolverme a finales de ese año a Colombia porque quería trabajar en la carrera que había estudiado y en Australia no podía hacerlo, debido a que las carreras de ciencias sociales estaban por esa época cerradas a Assies.

Así que me vine con mis maletas atestadas de ropa y de recuerdos, una Vanessa más madura que al menos, ya tenía algo claro en la cabeza, trabajar en Marketing.

Subir el peldaño de ser profesional no f
ue fácil, volver a Bogotá y enfrentarme con el tema de buscar trabajo fue una ardua tarea, que me llevo a trabajar un año en una agencia; decidí renunciar porque quería otros retos y  estuve un año sin trabajo hasta que por fin, encontré estabilidad laboral y gracias a esto, llevo seis años vinculada a una multinacional.

Me gusta repasar y sonreír recordando mis pasos. Tengo claro que me he convertido en la mujer que soy, gracias al resultado de todas las veces que me puse de pie después de haberme equivocado y que gracias a este proceso de 10 años, estoy satisfecha con el camino que he elegido.
Ahora, con 33 años , puedo mirar tranquila a esa joven de 23 porque gracias a su aprendizaje, nos hemos convertido en una buena mujer, sensible, amorosa, responsable, dedicada, buena hija, amiga y sobre todo, una buena profesional del marketing.

Sigo con bastantes cosas por mejorar como dejar fluir, creer más en mi misma, decir más NO que SI y seguir creciendo como mujer...

Mis retos son ahora con esa mujer de 43 años a quien quiero decirle que la joven de 23 y la que soy hoy, le dejamos un buen camino. Con trabajo, independencia, muchos sueños, cinco tatuajes, un piercing y las ganas casarnos.

A esa mujer de 43, quiero verla con la estabilidad de una vida maternal, de esposa y profesional. Quiero que esté feliz con su vida, quiero verla fuerte y muy segura de si misma y sobre todas las cosas, que siga plasmando su vida en este blog... No sé si algún día el sueño de vivir de nuestros soliloquios se cumpla, pero es una buena terapia y además, siempre será grato volver a revivir nuestra vida gracias a nuestros posts...




1 comentario:

Zhura dijo...

Me ha gustado tu reflexión está claro que con nuestras vivencias nos vamos forjando como personas y aprendemos a ser más fuertes y a valorar lo que tenemos.

Enhorabuena por el post, y por estar consiguiendo tus objetivos, tu yo de 43 años no lo sé aún, pero la de los 23 seguro que está orgullosa de a donde has llegado.
Un abrazo

https://similocuramedeja.blogspot.com.es/

 Brindo por cada una de las personas que pasaron por mi vida y que ahora son recuerdos... Brindo por las carcajadas, por las charlas, por lo...