jueves, septiembre 08, 2016

Soliloquios convertidos en Micro cuentos VOL 18


Con una copa de vino Rose en la mesita de noche, pocas hojas disponibles en mi pasaporte, con las cortinas abiertas para contemplar como cae la noche a través de la ventana del décimo piso de un hotel en Dallas... les escribo.
No sé por donde comenzar, tengo tantos pensamientos atropellados esperando ser plasmados que se me hace difícil pensar con claridad.


Tengo la piel de una mujer de treinta y tantos  y los sueños de una de veinte y tantos...

Voy caminando con paso decidido y con una mirada que expresa seguridad, pero si te quedas viéndolos fijamente y eres capaz de desnudarlos, puedes darte cuenta que tengo miedo...
Mis expectativas se están desvaneciendo por tantas desilusiones... mis sueños están flaqueando y están siendo remplazados por la rutinaria vida de una mujer con una agenda que se debate entre llamadas y vuelos.
Mis miedos están invadiendo mis pensamientos coloridos, poniendo en peligro mis ganas de encontrar el hombre ideal que comparta mis risas, mis proyectos... el querer realizarme como mamá y esposa...

Se me está acabando el vino rose... y con el, la esperanza de compartir una tina con un hombre atrás que me abrase, me de besos en el cuello, consienta mi espalda y me susurre todas las guarradas que le gustaría hacerme una vez se duerman nuestros hijos.

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