Primero de enero del 2020

Acá estamos, primero de enero, en la sala de mi apartamento, con una copa de vino rosé, las luces del árbol encendidas y con calor porque hace poco llegué de Santa Marta.

Primero de enero del 2020, sin tener claro qué escribir, pero con ganas de hacerlo.
Esta nueva década que comienza ¡Promete! me gusta este número y tengo varios propósitos para este nuevo año los cuales, no quiero escribirlos haber si de esta manera si se cumplen!!!

Estoy estable, algo melancólica por situaciones que no me cuadran en mi vida pero tranquila.

La verdad siento que tengo algo de melancólica siempre conmigo. Es mi compañera fiel que me inspira para sentir las películas, las conversaciones, los momentos.... Así soy, una enamorada de la melancolía que calmo de vez en mes.

¡Es lo que hay! y hay que afrontarlo, ponerle buena energía y disfrutarlo. Me digo cada vez que por mi mente pasan otras vidas que me hubiera gustado vivir...
Impedido - hubiera - si que la embarra. Viene a ponernos de malas y dejarnos sabores amargos

Acá estamos y debemos estar satisfechas por ¡lo logrado! este año hay que hacer algunos cambios para que disfrutemos más la vida. Pero siempre debemos estar agradecidas por lo que tenemos y soltar el pasado, los recuerdos que llegan y nos roban la tranquilidad, las pesadillas que despiertas nos armamos...

¡Gracias 2019! eres uno de esos años que siempre recordaré porque escribimos en tinta tinta morada un título grande en mi vida. Gracias por lo que me diste, por los aprendizajes, por el trabajo, la salud, el amor, los países visitados, los orgasmos, las risas, los retos, los miedos superados...