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Las he combinado con jeans, faldas y ropa interior.
Pero lo que mas disfrutan es cuando diferentes manos han bajado lentamente su cremallera y con mucha delicadeza las han despojado de su ama.
Con ellas he llorado, reído, bailado, gritado y hasta amado...
Fueron cómplices es mis escapadas a media noche....
Ellas tienen historia y por mas que ya no tengan zuela y su cuero ya esté un poco desgastado, me niego a botarlas.
Después de tres días de pataleta, la mamá decidió ir sin la niña a comprar unas nuevas botas y aunque a regañadientes las usó en la boda de su hermana, la niña a escondidas siguió usando sus botas preferidas hasta que se rompieron y ya no hubo como repararlas.
3 comentarios:
muy tierno tu relato!!!! me recordó cuando mi madre me tiró unos jeans! o eso creyó ella, por que en la noche los saque de la bolsa de basura.
Muy ocurrente y original.
Me gustó muchísimo.
Gracias Vane.
Qué genia!! maravillosa historia Vane!
Un placer leerte
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