- ¡Mariana! Mariana.... ¡Mariana!
- Perdón, ¿lo conozco? dijo ella desconcertada por aquel desconocido que gritaba su nombre por la calle principal de la ciudad.
- ¿No me recuerdas? Soy Beto, bueno.. ha pasado tiempo pero no tanto... para que me hayas olvidado de esa manera.
- Ahh.. ¡Hola! estás realmente cambiado...
- Para bien o para mal -. preguntó sonriendo, asombrado de lo bella que estaba aquella mujer que alguna vez tuvo en sus brazos.
- Tu siempre tan presuntuoso querido... bueno me place haberte visto, debo irme a una reunión.
- ¡Espera! este milagro no se va a repetir tan seguido, ¿me das tu teléfono? mira, te entrego mi tarjeta. - sacando su costoso tarjetero de la chaqueta.
- mmm mira Beto, no quiero ser grosera. Me gusta saber que estás bien pero no me interesa que entres de nuevo a mi vida.
- Ok muñeca, igual te dejo mi tarjeta por si cambias de parecer.
- Eso no va a pasar... cuídate.
Beto, Beto, Beto... siempre pensando que obtiene lo que quiere. Ese error lo cometí una vez pero jamás dos veces.... - Se dijo a si misma mientras pasaba la transitada calle-
- ¿Amor? hola corazón, ya casi llego, ¿necesitas que lleve algo para la cena?
miércoles, febrero 06, 2013
lunes, febrero 04, 2013
Soliloquios con aroma a pasión
Besos enmarcados en pasión.
Caricias con ganas de sentir una piel desnuda y tibia.
Rostros con ganas de verse reflejado en unas pupilas dilatadas y vidriosas.
Dedos desabotonando pasados...
Perfumes que empiezan a desvanecerse por el sudor de los cuerpos deseosos en convertirse por algunos minutos u horas en solo uno.
Momentos de monosílabos.
Respiración agitada.
Gemidos...
Minutos u horas en dónde deshinibirse se convierte en una prioridad y la pena, la vergüenza y las preguntas sobre un futuro juntos aguardan pacientemente afuera de la habitación.
No vale pensar.
No vale preguntar.
No vale arrepentirse.
Caricias con ganas de sentir una piel desnuda y tibia.
Rostros con ganas de verse reflejado en unas pupilas dilatadas y vidriosas.
Dedos desabotonando pasados...
Perfumes que empiezan a desvanecerse por el sudor de los cuerpos deseosos en convertirse por algunos minutos u horas en solo uno.
Momentos de monosílabos.
Respiración agitada.
Gemidos...
Minutos u horas en dónde deshinibirse se convierte en una prioridad y la pena, la vergüenza y las preguntas sobre un futuro juntos aguardan pacientemente afuera de la habitación.
No vale pensar.
No vale preguntar.
No vale arrepentirse.
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