jueves, julio 11, 2013

Destino Cómplice CAPITULO 1.

La luz empezaba a entrar por la ventana cuando Mariana despertó.
Había soñado con él. Después de años; su inconsciente jugaba a escavar en sus recuerdos y traerle de nuevo momentos y personas que había decidido enterrar hace tiempo.

Mientras ponía a hacer el café y alimentaba a los perros. No puedo contener sus recuerdos y trajo a la mente a Antonio.

- Qué será de tu vida mi adorado tormento.... - suspiró- ya vez.. ni tu ni yo nos morimos cómo habíamos dicho si nos llegábamos a separar. - Se dijo así misma mientras se servía su primer tinto del día y  les recogía los platos a sus perros. Jacobo y Lukas, un Gran Danes y un Fila Brasilero.

Fue a la sala, prendió el equipo, subió la música y se tiró al piso a jugar con sus mascotas. 

- Aló?
- ¡Hola nena! cómo amaneces? uy y ese ruido?
- ¡Hola amor! es el equipo y de fondo Jacobo y Lukas.. estamos jugando.

Mariana se levantó y se fue a alistar la ropa que se iba a poner ese día mientras acordaba el lugar en dónde se iba a encontrar esta tarde con Augusto, su novio. 

Cuando colgó, se desvistió y se metió a la ducha. De nuevo los recuerdos le hicieron pensar en Antonio.

- Linda. quieres chocolate o té?
- ah? perdón, perdón, chocolate para mi por favor.
- Y para mi, un espresso por favor.
- Estás distraída. Algo te pasa? 
- No amor, nada.. sólo problemas en el trabajo... Necesito vacaciones urgente.
- Siempre te lo he dicho, trabajas mucho... debes bajarle al estrés linda. O quieres dejarme viudo!
- Qué cosas dices Antonio y quien lo dice! trabajas igual o peor que yo...


El ladrido de Jacobo la sacó de su letargo. Terminó de bañarse, se alistó y sacó a los perros al parque.
Se sentó en una banca con la mirada perdida mientras los perros jugaban.

-Lo sé, lo sé somos unos enamorados de lo que hacemos pero es verdad. Necesitamos vacaciones - terminó de decir Antonio mientras acercaba la cabeza de Mariana a sus labios para darle un sonoro y largo beso - Te amo lo sabes verdad? 
- Si, pero jamás des por hecho un te amo. ¡No lo olvides! - Le dijo Mariana devolviéndole el sonoro y largo beso en el cuello.

- Espresso para el señor y chocolate para la señorita.
- ¡Gracias! Me hace un favor? me regala una torta de esas de chocolate que tiene en el escaparate.
- Acá no regalan, ¡venden!
- Ay Antonio no me molestes, que el señor me entendió. Verdad señor?
- Si señorita, ya le traigo su torta de chocolate con dos cucharas.
- ¡Gracias! - terminó de decir Mariana esbozando una sonrisa que dejaba entrever ese espíritu de niña que todavía no ha muerto en ella.
- Sigues siendo una cagona hermosa. ¡Te amo!


- Que lindos perros? cómo se llaman? - La voz de aquel niño la aterrizo de nuevo de su viaje a su pasado.-
- Perdón?
- Que sus perros están muy lindos, cómo se llaman?
- Ah.. perdóname. Estaba englobada... El Gran Danes, se llama Dante y el Fila se llama Lukas. 
- Muy lindos. ¡Tomy, vamos Tomy! - el niño llamaba a su perro que estaba concentrado jugando con los perros de Mariana.
- ¡Vamos Dante, vamos Lukas!
- ¡wow! que juiciosos son sus perros. Tomy solo me hace caso cuando le voy a dar comida o cuando ve la correa para salir.
- Eso pasa, solo debes ser disciplinado con tu perro. - Le dijo Mariana mientras le acariciaba el pelo al niño y se iba caminando con sus perros hacía su apartamento - 

- Será que sus papás los pensará mis lindos? - dijo en voz alta mientras acariciaba la cabeza de Jacobo y Lukas. - 

Dejó a los perros en el apartamento, se preparó un sandwich, le dejo agua a los perros y se dirigió al café en donde se iba a encontrar con Augusto.

- ¡Hola Martica!, lo de siempre.
- Hoola Marianita. ¡Sale un chocolate con galleta de avena para la 8!

Sacó su celular y empezó a mirar su facebook mientras llegaba su chocolate con galletas y su novio.

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- Como te ha sentado de bien estar sin mi... - en ese momento Mariana sintió como se le bajaba la tensión y las mariposas empezaban a revolotear en su estómago. Rápidamente se volteó para corroborar que esa voz... ¡ESA VOZ! era la de aquel hombre con el que había vivido dos años y medio y a quien más había amado en sus 28 años de vida.

- Antonio, Antonio... cómo estás? - Quiso decirle que había soñado con él, que no se lo había podido sacar de su cabeza en toda la mañana y que le parecía una jugada del destino muy sucia pero a la vez hermosa el haberlos puesto a los dos en aquel café.
- No me quejo. Pero por lo visto no tan bien como tu. Te vi entrar y ¡estás espléndida! - Ella no sabía si se lo decía en tono irónico - 
- Muchas gracias, tu también te ves bien.... y qué haces por acá? pensé que todavía estabas en Chile.
- No.. ya se acabó el proyecto. De hecho hace tres meses estoy viviendo de nuevo en la ciudad. Cómo están los perros? los he pensado mucho...
- Bien, bien... Lukas tuvo una infección respiratoria pero ya está mejor. Debe tomar de por vida una pastilla pero bien. Y Jacobo si está como un roble. Isa me llamó hace dos semanas para que se lo llevara y montara a Nala. Estamos esperando si quedo embarazada.
- ¡Ohh que bien! entonces seré abuelo? 
- Tal vez.. - sonrío -

- ¡Hola amor! disculpa el retraso - Interrumpió Augusto la conversación entre los viejos amores mientras se acercaba a su novia para darle un beso en la boca.
- ¡Hola! Te presento a un viejo amigo, Antonio.

- Mucho gusto, Antonio Nougest.
- El gusto es mio, Augusto Carvajal.
- Bueno, Mariana, me encantó verte. - Se inclinó para darle un beso en la mejilla - 
- Lo mismo Anton.

- Quien era ese? jamás me habías hablado de él.  
- Un viejo amigo... 
- Su chocolate con galletas señorita. El señor que va a pedir?
- Deme por favor una malteada de vainilla.

Mariana evadió el tema e hizo que Augusto se olvidara de Antonio dejándolo hablar sobre sus inconvenientes en el trabajo. Mientras él hablaba. La mente de Mariana estaba pensando en lo que había ocurrido hace unos minutos...

Antonio se despidió, se dirigió a la caja, pago su espresso y se fue. Mientras iba caminando no podía ocultar los celos que había sentido al ver como ese aparecido le daba un beso a Mariana. - Vaya que si estaba hermosa esa condenada - Se dijo para si mismo mientras prendía su carro. 

- Pero por qué no quieres ir? Dale amor, van a estar todos y nos hace falta salir..
- No.. no me siento bien, me cayó como mal esas galletas... Ve tu... 
- Agh Mariana, quiero ir contigo....
- No, amor, tranquilo, yo me voy a mi casa, leo un libro y me duermo... Es en serio, no me siento bien. Quiero quedarme en mi casa.
- Vamos a tu casa, te das un buen baño y verás que te pasa ese malestar.
- No Augusto, esta noche no quiero salir - Sentenció Mariana poniéndose de pie para salir del lugar.
- Ok ok... está bien, te llevo a la casa y voy un rato al bar. 

De camino a su apartamento, Mariana apenas contestó las preguntas que le hacía Augusto. 

- Qué tienes? Tanto te afecto ver de nuevo a tu amigo?
- De qué hablas? ¡nada que ver! ya te dije que me siento mal.

Se despidieron y al llegar a su casa le puso las correas a sus perros y decidió ir a dar un paseo. Necesitaba silencio y aire.

- Vete conmigo... ¡allá de seguro podrás encontrar trabajo en Comunicaciones!
- No Antonio...  Estoy creciendo en la empresa. Me acaban de subir el sueldo y tengo a cargo otra sección... No puedo...
- Ok pero me llevo los perros.
- ¡Los perros se quedan conmigo! ¡cómo se te ocurre que te los vas a llevar! sabes cuanto cuesta? Además. Les cambiarías sus vidas.
- Decide con quien te quedas, me llevo así sea uno.  


El impulso de Lukas de salir corriendo lejos de su dueña hizo que Mariana aterrizara sus pensamientos de nuevo en el parque para percatarse que su se estaba alejando demasiado.

- ¡Lukas! No te alejes, ¡Lukas! ¡Lukas! - el perro no hacía caso, y salió  al encuentro de una sombra que Mariana no distinguía. En ese momento, ella decidió correr en dirección a su perro.

- ¡Está hermoso! lo tienes bien cuidado. - dijo Antonio mientras se inclinaba a acariciar a los dos perros que los saludaban eufóricos. 
- Qué haces aquí Antonio? No deberías estar acá... 
- Quise caminar por este parque que tiene bastantes recuerdos... ¡bueno! por lo menos para mi. Y tenía la esperanza de ver a mis perros desde lejos y así no molestar a tu novio...
- Igual... ¡iba a pasar esto!, te olerían y saldrían corriendo... Y ahora, cómo me los llevo? están como locos por haberte visto...
- Si quieres te acompaño hasta tu casa para que no tengas problemas...
- Tocará. Sino Lukas no se irá así le muestre carne recién asada.
- Si, siempre me ha querido más a mi - Esboza una sonrisa cómplice de esas que sólo él sabe crear- Lástima que no me hayas dejado llevármelo, me hubiera servido de compañía.

Ninguno de los dos sabía de qué hablar, ni siquiera cómo comenzar a hacerlo... Esta vez, solo los perros eran la única conexión entre ellos...

- Me avisas si Dante va a ser papa si? - Pasándole a Mariana una tarjeta personal.
- ¡Claro que si! volviste a la misma compañía....
- Si... dejé un gerente general cuando el proyecto se acabó.
- Y se puede saber por qué no te quedaste con el puesto de Gerente?
- Si, claro... sinceramente no me amañe en esa ciudad, dejé andando esa sucursal y me mis jefes me apoyaron dejándome volver a mi puesto acá en la ciudad.
- Ah bueno, que buena noticia.... ¡Llegamos! muchas gracias por ayudarme a traerlos - recibiéndole la correa de Lukas a Antonio - 
- De nada.... Mariana, quería que hablarám... - Mariana lo interrumpió subiendo la voz - De qué? nosotros no tenemos nada de qué hablar. Cada uno tiene su vida y claramente los dos tomamos la decisión de no estar en la vida del otro.
- Por qué siempre tienes que ser tan tajante? y claro, tu ya tienes tu vida hecha....
- Eso no te incumbe Anton ¡Tu te fuiste! qué querías? que me echara a la pena? 
- Obvio no linda... pero si me dolió verte con... - Vuelve a interrumpirlo alzando la voz - eso no es asunto tuyo Anton De nuevo gracias por ayudarme con Lukas y te avisaré si Dante es papá - Terminó de decir cerrando la puerta de vidrio de la portería de su edificio  - Esta vez no hubo beso de despedida. 









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