A qué escritor se le ocurriría que una madre muriera el día después de su cumpleaños, dejando a un esposo, sus hijos de 11 y 13 años y un dictamen de su óncologo en donde su cáncer de pulmón, está encapsulado e igual de grande a un puñado de lentejas...
Bueno, hasta leyendolo pienso que si es una gran sinopsis para un libro de suspenso que me interesaría leer. El detalle radica en que es la sinopis de mi propia historia. Soy esa niña que el día después de celebrarle a su madre su cuadragésimo noveno cumpleaños, de hacerle una torta de chocolate la cual - se hundió - por un lado, entregarle de regalo muchos Timoteos calcados a mano con frases lindas y de que la mandaran a la cama después de haber peleado con su hermano... Al día siguiente, despertó y ella ya no estaba en casa.Han pasado 28 años desde aquel 23 de Mayo. Ya soy una mujer, que con aciertos y desaciertos durante todos estos años... ¡creció! y se convirtió en lo que ahora soy.
Alguna vez alguien muy cercano me dijo que porqué seguía pensando en la muerte de mi madre, que lo superara. Pensé mucho en esas palabras y llegué a la conclusión que la muerte de una madre jamás se supera. Claro, se sigue viviendo, se crece, se madura, se disfruta la vida pero cuando vuelves al silencio de tu soledad, es imposible que no se asome el vacío de su ausencia.
Esta vida está llena de matices, es incierta, es aterradora, es cómica. ¡Es mi vida!
Feliz cumpleaños mami hermosa. Sé que estás reboloteando en cada mariposa, en cada colibrí que me topo mientras sigo construyendo mis pasos por este mundo. ¡Te siento!